Como detectar pulgones como ataca

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Los pulgones, también denominados áfidos, son una clase de insectos chupadores que atacan a las hojas tiernas, por lo que causan daños importantes en las plantas jóvenes. Pertenecen a la familia homóptera y existen, aproximadamente, 3.500 especies distintas. Estos insectos son pequeños, de consistencia suave, no suelen tener alas y viven en colonias. Cuando la población de la colonia aumenta considerablemente, los insectos desarrollan alas y emigran a otras.

Si una planta se encuentra fuertemente infectada de pulgón, puede sufrir múltiples daños, como la reducción del crecimiento, el desprendimiento de las flores y los frutos o la aparición de fumagina. Por ello, es importante conocer como detectar a estos diminutos insectos para evitar así que nuestras plantas se vean afectadas por una plaga.

Características físicas
El pulgón posé un aspecto globoso, con un tamaño de entre uno y diez milímetros y de cuerpo blando. Existen diferencias en la fisonomía de los pulgones con o sin alas: los que no las tiene (ápteros), poseen el tórax y el abdomen unidos, y los alados, que tienen esas dos partes del cuerpo separadas.

En lo que al color se refiere, este insecto puede variar del blanco al negro, pasando por el amarillo o el verde. También dispone de un largo pico articulado cuyo fin es clavarse en la hoja de la planta para absorber los jugos de ésta. Además, por el ano segregan una sustancia pegajosa, denominada melaza, que impide el normal desarrollo de la planta.

Tipos de pulgón
La planta de la que se beneficia el pulgón se denomina hospedante, y dependiendo de ésta se pueden distinguir diversos tipos de insectos. Así, si la especie sólo vive en una planta hospedante, recibe el nombre de 'monoecias', mientras que las 'heteroecias' alternan las plantas hospedantes, de manera que habitan en una durante el invierno y en otro tipo distinto durante el verano. Por otro lado, según la forma en que se reproduzcan, se puede diferenciar entre pulgones vivíparos, aquellos que dan nacimiento a crías vivas, y ovíparos, aquellos que se reproducen por medio de huevos.

Existe una serie de áfidos más frecuentes e importantes por la cantidad de daños que causan. La primera de estas clases es la 'Myzus persicae', es decir, el pulgón verde de melocotonero, que suele atacar a cultivos como la patata y a plantas como el crisantemo. Su color es amarillento y produce numerosos daños directos e indirectos en los cultivos en los que habita. Es muy frecuente en América del Norte y en Europa. En segundo lugar se encuentra el pulgón del algodón, 'Aphis Gossypii', que ataca, principalmente, al pepino, al crisantemo y al pimiento. Por su parte, el 'Macrosiphum euphorbiae', o pulgón del tomate, generalmente afecta a las solanáceas. Finalmente, hay que destacar el pulgón negro de la judía, es decir, el 'Aphis fabae', que afecta a un gran número de cultivos, como la judía, la espinaca o la remolacha.

Efecto negativo sobre la planta
Los áfidos o pulgones siempre ocasionan daño a la planta en la que hospedan. Estos daños pueden ser directos, cuando se alimenta sobre el folema de la planta, ya que alteran las hormonas de crecimiento originando el debilitamiento de la planta. Cuando el ataque es fuerte, la planta puede llegar a morir.

Por su parte, se denominan daños indirectos a aquellos que se derivan de la alimentación, como la reducción de la fotosíntesis, debido al exceso de melaza que expulsa el pulgón, la transmisión de sustancias tóxicas e, incluso, de virus fitopatógenos.

Cómo combatirlo
Lo expertos aconsejan realizar tratamientos antes de que el pulgón alcance una alto nivel de población, así como la colocación de mallas en los límites de los invernaderos, con el fin de dificultar su acceso a los cultivos. Además, es muy útil la colocación de trampas cromotrópicas amarillas, que son engomadas y tienen atrayentes, sobre todo, para las especies aladas. Asimismo, es necesario eliminar las malas hierbas y los restos de cultivos o plantas anteriores.